El Real Betis Balompié, ante la crisis económica que sufría, decidió vender a principios de 1946 a su defensa Francisco Antúnez al Sevilla Fútbol Club. Pero ese puesto cosechado quedó empañado debido a que en la última jornada del campeonato liguero el conjunto rojillo superaba en un punto al Real Oviedo y dependía de sí mismo para lograr el ascenso a la Segunda División, es más, el Mirandés solo necesitaba un simple empate ante la U. P. Langreo, camisetas del betis rival que no se jugaba absolutamente nada para conseguir el salto de categoría.